Una mirada artística de Arguedas

  • Colectivo “Allin Kawasay” presenta una propuesta de poesía y artes plásticas donde podremos ver reflejada la obra de Arguedas desde los ojos de diferentes artistas.
Uno de los ambientes de la exposición.

Por primera vez, la Casa de la Literatura Peruana (Jr. Ancash 207, Lima) toma un nuevo espacio –el segundo nivel de la CASLIT- para presentar una propuesta de poesía y artes plásticas: la exposición colectiva “Katatay: Poética Andina del Espacio”, realizada por el grupo de afinidad Allin Kawsay.

La muestra, realizada bajo la curaduría de  Nicole Cuglievan y la producción de Pedro Favarón, se inaugura el miércoles 29 de junio, a las 5 p.m. El ingreso es libre. Esta exposición estará abierta al público de martes a domingo, de 10 a.m. a 8 p.m., hasta el 5 de setiembre.

Los artistas participantes son: Alfredo Márquez, Ana Lucía Riveros, el Grupo Arena y Esteras, Carlos Sosa, César Maynas, Christians Luna, Daniel Cortez, Fredi Ortiz, Gloriosa Acosta, Juan Francisco Quinteros, Lucio Rojas, Lorenzo de la Vega, Mónica Miros, Nicole Cuglievan y Venuca Evanán.

A través de una atenta lectura y relectura de las diversas obras del autor, desde los primeros cuentos de Agua hasta El zorro de arriba y el zorro de abajo, se perciben elementos que contienen un fuerte potencial de ser llevados a la “plástica”. La propuesta de esta instalación interdisciplinaria aborda lo poético en Arguedas como núcleo y fuente nutricia de su obra. Este eje, que atraviesa los espacios narrativos socio-políticos que van desarrollándose a través de su obra en la continuidad de un libro a otro, aparece a veces como inusitada luz en momentos de desasosiego extremo.

Público visitando la exposición.

Siguiendo a Arguedas, casi de manera espontánea surgen de sus libros objetos escultóricos, tanto materiales como audibles. Las cualidades estéticas de su narrativa, su capacidad para transmitirnos aquellos paisajes, revelan con claridad escenografías posibles. Juegos de luz y sombra, composiciones lumínicas de colores [temperaturas], sonidos de aves, de insectos, voces hablando y cantando en quechua y en el castellano de Arguedas, objetos salidos de específicos momentos como las medias de arena o el ángel del saco de panes [El Sexto]. El duelo de miradas fijas [Los Ríos Profundos], las campanas o el Zumbayllu, a través del video. En la muestra podemos ver cómo este lenguaje y los hilos que lo unen a la música, la danza y los elementos de la naturaleza, habitan las instalaciones presentadas multiplicando los espacios-tiempo. A los niveles de lectura que van tejiéndose se suman la arquitectura interior de las salas y su transformación por el uso de maquetas escultóricas: Apus, abras, cordilleras, bosque, rio, quebrada.

“Cada sala está dedicada a un tema, etapa o novela de Arguedas. Como en un santuario, los espacios y elementos tienen una función. Se trata además de vivir el espacio como una geografía, que se recorre y reconoce. Por esto, pensar en la escala de las obras, de cada elemento, su interrelación y los espacios de transición entre cada una es fundamental. El poemario Katatay, que da nombre a la intervención, está presente en todas las salas, con la convergencia entre arte contemporáneo y arte popular”, explica Nicole Cuglievan, curadora de la exposición.

En la primera sala encontramos los sentimientos propios de la infancia, las primeras experiencias de vida, amor, ternura, dolor, alegrías. También se expresa la vitalidad de quien vive la mística, en contacto con todas las formas de vida: Ernesto en Los Ríos Profundos conversa con las piedras, conversa con el árbol, reconoce los insectos, los pájaros, las flores. Allí se representa lo que Arguedas decía: “hay que saberse uno con el mundo”. Todos los elementos están vivos, tienen pensamiento y sentimiento. Sin embargo también está en ella la primera experiencia con la muerte, el tratamiento más intimo de las experiencias que el sujeto tiene a lo largo de estos primeros años en los que la violencia del gran mundo y su carrera desenfrenada, va a cohabitar con el amor de niño, la belleza de lo pequeño, el amor hacia la naturaleza en general y la búsqueda de la ternura, la paz y el equilibrio.

En la segunda y tercera sala encontramos el sincretismo religioso, el turupukllay. También se muestra el poder sobrenatural de ciertos elementos, como las campanas: para Arguedas el tañido de las campanas despierta en el ser humano fuertes sentimientos que lo conmueven, que lo despiertan, que lo llenan de fuerza.

La cuarta sala está dedicada a la educación. La lucha por el reconocimiento del quechua. La inoperancia del sistema, la necesidad de viabilizar el camino hacia la interculturalidad planteado por Arguedas. Aquí encontraremos el mapa de Lima Andina, en el que se demarca a través del bordado los santuarios y Apus de Lima y alrededores.

En la quinta sala, se proyecta la representación teatral del Himno – canción a Túpac Amaru, Serpiente Dios por la asociación Arena y Esteras. Este poema pertenece al poemario Katatay. En la sala se aprecian varias columnas de madera, que parecen recordar -en su relación al video- las bases necesarias para reencontrar el camino hacia el Yanantin. Esta sala se ubica alineada con el espacio en el que descansa el anda de Arguedas.

La sexta y séptima sala están dedicadas al zorro del mundo de arriba y el zorro del mundo de abajo, la soledad de Arguedas y Chimbote. La octava sala es El Sexto y finalmente la novena es la obra Todas las sangres.