Escritores e investigadores comentan libro «Eternidad de la Noche»

IMAGEN WEB_ETERNIDAD-01Como motivo de la publicación del libro Eternidad de la Noche. Cartas de César Moro a Emilio Adolfo Westphalen 1939-1955, a cargo de la  Casa de la Literatura Peruana y el Fondo de Cultura Económica, autores e investigadores peruanos escribieron y comentaron sobre el epistolario.

Esta publicación reúne la correspondencia que el poeta César Moro (1903 -1956) le envió a su amigo y también poeta Emilio Adolfo Westphalen (1911 – 2001) entre los años 1939 y 1955. Allí, el autor de La tortuga ecuestre le revela sus dificultades y pasiones marcadas por el trasfondo de inseguridad de la conclusión de la Guerra civil española, la evolución de la Segunda Guerra Mundial, así como sus repercusiones en esta parte del mundo.

Comentarios de:

Carlos Estela Vilela
Carlos Morales Falcón
Doris Moromisato
Fernando Villegas
Luis Fernando Chueca
Luz Ascárate
Paolo de Lima
Rossella Di Paolo

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El volumen que da a conocer la  correspondencia de Moro a Westphalen, Eternidad de la noche, comparte sin duda las características combustibles del grisú. Estas cartas, escritas en su gran mayoría en francés, permanecieron casi ocultas por décadas guardando latente un tesoro constituido de múltiples claves que permiten profundizar sobre la vida y la obra -¿existe algún límite que las separe?- del poeta peruano. Estas misivas expanden los horizontes de lo que los amantes de su escritura conocíamos en relación a lo que él pensaba del arte, del trabajo, de la edición… Nos permiten conocer en detalle, sus lecturas, sus frecuentaciones (cercanías y lejanías), pero sobre todo, es un itinerario del amor convulso y descarnado que impregna sus palabras de una materia incandescente, desesperada y dolorosa que era una obligación hacer de conocimiento entre el público hispanohablante con la calidad de la traducción y las impecables notas que esta edición presenta.

Carlos Estela Vilela

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Eternidad de la noche (2021) recopilan las cartas que circularon entre México, Lima y Nueva York entre 1939 y 1955. En este intercambio de cartas de César Moro y Emilio Adolfo Westphalen se han conservado las remitidas por César Moro. En ellas observamos el retrato del artista en este periodo temporal: sus menciones a su soledad, al deterioro de su salud y a su precario estado económico. Nos enteramos de sus tratos con otros intelectuales y artistas, los artículos que prepara, sus diálogos con impresores, sus recomendaciones de libros, sus preocupaciones por su madre, simpatías y antipatías y, en los bordes, sus rutinas diarias y agobios volcados a veces en cartas-poemas. Aunque no tengamos las respuestas de Westphalen podemos deducirlas de lo dicho por Moro y complementarlas con las notas del contexto, datos bibliográficos y explicación de vocablos traducidos por Inés Wetphalen.

Carlos Morales Falcón

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Que César Moro era un volcán y su poesía estaba hecha de relámpagos, abismos, y todo el sudor del cuerpo, ya lo sabíamos; pero este libro es conmovedor, porque nos devuelve al limeñísimo artista -apasionado, cosmopolita, áspero como los cactus- y nos recuerda que el poeta es un ser humano que sufre con el recibo de la luz, cuenta sus céntimos y elige el ligerísimo papel cebolla para contar a su mejor amigo y confidente -E.A. Westphalen- sobre la lluvia en El Zócalo y planifica el apoyo a los surrealistas ante el avance del fascismo europeo. Por supuesto, su amor Antonio lo copa toda, y Moro lo confiesa: “Para hablar realmente de mi amor, tendría que abrirme el pecho y rodar por el suelo gritando, durante tres días y tres noches…”. Leer cada carta es hundirse en cada palabra con la intensidad del fuego y, literalmente, la eternidad de la noche.

Doris Moromisato

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El artista César Moro está presente en este libro que reúne las cartas dirigidas a su amigo Emilio Adolfo Westphalen. Se puede evidenciar su intensa pasión en un trabajo consagrado al arte, las necesidades que afronta al estar exiliado en México, la camaradería que tiene junto a otros artistas como Wolfgang Paalen, Remedios Varo entre otros. También se evidencia la amistad entrañable con Westphalen, las preocupaciones compartidas y los proyectos e intereses intelectuales comunes. En suma, un libro de interés para el especialista y para el público en general ya que revela además del intelectual al hombre en su ciclo vital. El libro se presenta editado con cuidado con notas aclaratorias de las cartas escritas en francés en su versión original que nos muestra los sentidos y los personajes a los que se refiere el artista. Un trabajo imprescindible para conocer una etapa de un artista complejo y diverso como Moro.

Fernando Villegas Torres

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Hace un tiempo trabajé sobre las cartas de César Moro a Antonio, su amante mexicano, quizá inicialmente escritas para ser efectivamente remitidas, pero devenidas en intensos poemas en prosa. Me interesa, desde ese momento, la capacidad de la prosa de Moro, escrita con propósitos diversos, de ser poesía, como sucede también en muchos momentos en sus artículos. Eternidad de la noche es una nueva oportunidad para esta constatación: el fuego de las palabras en el registro de la correspondencia, como de hecho se puede reconocer en varios fragmentos del libro, quizá más nítidamente cuando Moro escribe sobre sus relaciones amorosas. Pero hay más: el testimonio de una amistad profunda y exigente, el ímpetu en los proyectos en marcha, los apremios económicos, las amistades y enemistades en el campo cultural, la soledad, los desajustes de la salud. Todo ello hace de esta compilación una extraordinaria oportunidad para seguir conociendo el universo moreano de vida y poesía.

Luis Fernando Chueca

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Se trata de un libro de lectura inevitable para todo interesado en el legado de la literatura peruana y universal, puesto que las numerosas alusiones a personalidades diversas –de Remedios Varo a Honorio Delgado, por ejemplo– nos permiten asistir a parte de la vida intelectual y artística que tiene lugar entre los años 1939 y 1955 narrada por la pluma de uno de nuestros más grandes artistas, César Moro. Estas narraciones que, de modo epistolar, son dirigidas a Emilio Adolfo Westphalen, no sufren de las reservas de exceso de metáfora o erudición del tipo de literatura que se dirige al gran público. Moro derrocha aquí conocimiento, poliglotismo, surrealismo, testimonio, intensidad, personalidad, color, música, poesía, en la atmósfera íntimamente constituida por la cercanía espiritual que comparte con Westphalen. El impecable trabajo de edición y de traducción de Inés Westphalen es acompañado por útiles notas que nos permiten relacionar cada carta con los momentos biográficos del autor; sin duda, uno de los momentos más emotivos se encuentra en sus cartas escritas en los días que precedieron al fin de su vida. Además, la galería fotográfica que prolonga el material escrito del libro nos permite viajar en el tiempo y reencontrar el soporte material de estas cartas. Por todo ello, más que cualquier otro libro del autor, esta obra nos permite reconocer, en Moro, la unidad de vida y arte.

Luz Ascárate

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Antes que cualquier cosa, es imprescindible señalar que libros como Eternidad de la noche. Cartas de César Moro a Emilio Adolfo Westphalen (1939-1955) resultan posibles gracias a la labor excepcional de investigadores como Inés Westphalen Ortiz, quien compiló, tradujo y realizó el impecable y acucioso trabajo de notas que acompaña al lector, con agudeza y precisión, por los andurriales de la voz protagónica del libro, el poeta César Moro, refiriendo a su entrañable amigo Westphalen sobre libros, revistas, lecturas, la vida entendida con sensibilidad artística, la soledad, los apremios económicos, “sin dinero, endeudado, acosado, en la incertidumbre total tanto en lo general como en lo más ínfimo” (pág. 349). Desde su residencia en México, sobre todo a lo largo de la década del cuarenta, Moro en su sostenida confesión íntima y amical a Westphalen va delineando una de las trayectorias poéticas más originales del pasado siglo para nuestro país, sintetizada en títulos como la revista El uso de la palabra, su célebre poemario póstumo La tortuga ecuestre, o los tres poemarios que publicó en vida: Le château de grisou (1943), Lettre d’amour (1944) y Trafalgar Square (1954).

Paolo de Lima

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En la copiosa correspondencia entre César Moro y Emilio Adolfo Westphalen, unidos por el afecto y la creación, solo podemos acceder a las cartas de Moro, pues las respuestas, al parecer más breves, de Westphalen se han perdido, pero aun así estamos ante un libro de enorme valor para quienes amamos la poesía de estos dos seres geniales. En México, Moro vivió en estado de extrema pobreza, incluso en un momento tiene que escribir con lápiz pues no hay dinero para comprar tinta. Desde Lima, Westphalen siempre amigo, siempre íntimo amigo no solo del poeta y pintor Moro, sino también del maravilloso ser humano que era, lo ayuda con el pago del alquiler del cuarto que ocupaba. Las extensas misivas de Moro hablan de revistas literarias, de libros, de erratas. También sobre poemas propios y de otros, o las rabias que le genera cierto impresor… Se extiende sobre sus penurias económicas y sentimentales. Tanto como en sus poemas, conmueven en estas cartas las confesiones de Moro sobre un amor que lo incendia, que lo hace feliz y desgraciado a la vez, pero que él no puede, ni quiere juzgar: “En mi caso lo único que existe es el amor total, devastador, desesperado. Y aun así soy feliz, tremendamente feliz. Como un caballo de carreras que no consigue ya detenerse.”

Rossella Di Paolo