Estación de las Letras: historia de la Estación Desamparados

PortadaEstacionLa publicación Estación de las Letras detalla la historia de la estación Desamparados del centro de Lima, actual sede de la Casa de la Literatura Peruana, desde sus inicios como parte del Ferrocarril Central Andino hasta su actualidad como centro cultural literario. Los visitantes de la Casa de la Literatura (Jr. Áncash 207, Centro de Lima) pueden solicitar un ejemplar gratuito de martes a domingo, de 10 a.m. a 7 p.m.

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A continuación reproducimos el texto principal de la publicación, que también incluye una cronología, información sobre el diseño arquitectónico del edificio, un comentario especializado del arquitecto Martín Fabbri, una columna de Milagros Saldarriaga, directora de la Casa de la Literatura, y citas literarias acerca de la estación.


Estación Desamparados: el inicio del viaje

El 22 de setiembre de 1912 abrió sus puertas la moderna estación de tren que conectaría Lima con el centro del país

Lima tenía entonces unos 150 mil habitantes –lejanos aún de los 10 millones de hoy–, y el tren era el medio de transporte fundamental para viajar hacia el centro del país. Ante el crecimiento que experimentaba la ciudad, la construcción de una moderna y amplia estación de tren era una tarea urgente. Por ello, la inauguración de la Estación Desamparados, el 22 de setiembre de 1912, fue un gran acontecimiento no solo por el impacto que tuvo en el transporte ferroviario, sino también a nivel monumental, pues se trató acaso de la primera construcción moderna de la ciudad.

La Peruvian Corporation, propietaria de la estación, tuvo que construir una nueva luego del incendio que aquella sufriera en 1908. El proyecto no solo fue iniciativa de la empresa administradora del ferrocarril trasandino sino también del Estado, que tenía al joven Rafael Marquina como su arquitecto principal. Su formación en Estados Unidos y su conocimiento del neoclásico francés se hicieron evidentes en el diseño final del edificio.

Para construir la moderna estación fue necesario canalizar las aguas del río Rímac y ceder el terreno ganado para esta obra. En octubre de 1911 se inició la construcción y un año después fue inaugurada por el presidente Augusto B. Leguía a dos días de culminar su mandato y cuando todavía no terminaban los trabajos.

La empresa ferroviaria no escatimó en gastos, pues casi todos los materiales tuvieron que ser importados debido a la precaria industria de la construcción. El concreto utilizado para las columnas y las paredes fue traído de Inglaterra, lo mismo que los vitrales y el reloj; en tanto que las recias y vistosas puertas de cedro se trabajaron en Estados Unidos.

EstacionDelegacionEEUUDiciembre de 1924. Recepción de la delegación de Estados Unidos con ocasión de la conmemoración del centenario de la Batalla de Ayacucho. Fotografía de Avilés Hnos.

Un nuevo giro

En 1938, la Iglesia de Desamparados, contigua a la estación, fue derruida y trasladada al distrito de Breña. El motivo fue la construcción del malecón ubicado a la espalda de Palacio de Gobierno. La estación de tren era todavía un lugar de tránsito obligado para viajar a los Andes centrales.

Con el gobierno de las Fuerzas Armadas (1968-1980), el total de la propiedad de la Peruvian Corporation pasó a ser administrada por la Empresa Nacional de Ferrocarriles del Perú (ENAFER-Perú). La compañía pública fue creada el 1 de enero de 1972 y se convirtió en propietaria de la Estación Desamparados.

Casi un año después, el 28 de diciembre de 1972, la Estación Desamparados fue declarada Monumento Nacional, en respuesta a la pretensión municipal de demoler el edificio para construir el Malecón del Rímac y una vía rápida al lado del río.

El servicio de pasajeros se ofreció hasta la liquidación de ENAFER como parte de la política privatizadora del Estado en la década de los 90. En 1999, la estación es transferida al Ministerio de Transportes. El espacio quedaría varios años sin ser utilizado.

En 2003, mediante un convenio se estableció el Centro Cultural Educativo Estación Desamparados. Este acuerdo fue suscrito entre los ministerios de Educación y de Transportes y Comunicaciones. El 24 de abril de 2008 se emitió el Decreto Supremo 007-2008, mediante el cual se creó la Casa de la Literatura Peruana en la Estación Desamparados. Para ese fin, el Ministerio de Transportes cedió el edificio en calidad de préstamo al Ministerio de Educación, ente que actualmente administra este centro cultural, que abrió sus puertas a la comunidad el 20 de octubre de 2009.

CasaActualidadInaugurada en 2009, la Casa de la Literatura Peruana mantiene el diseño arquitectónico original de la Estación Desamparados.

Tiempos modernos

La Casa de la Literatura Peruana ha reactivado la antigua estación de tren. En seis años ha recibido más de tres millones de visitantes

Desde el 20 de octubre de 2009, la Estación Desamparados alberga la Casa de la Literatura Peruana, un centro
cultural perteneciente al Ministerio de Educación del Perú, que tiene el objetivo de ser un punto de encuentro
entre escritores, lectores, editores y otros agentes relacionados al libro y la literatura. De este modo, la estación se conserva como un espacio público y de libre acceso, en diálogo permanente con la ciudadanía diversa que transita por el centro de Lima. Si bien se ha transformado de un lugar de tránsito a uno de encuentro, se mantiene la poética del viajero: la travesía hacia otras tierras ahora se da a través del contacto con el patrimonio literario y creativo de nuestro país.

Un recorrido por la Casa de la Literatura Peruana

Desde el 2014, el visitante puede acceder fácilmente a pie gracias a la peatonalización del cruce de las calles Áncash y Carabaya ejecutada por la Municipalidad de Lima. El reloj de la fachada de la estación es uno de los pocos relojes monumentales que quedan en Lima. Marca la hora exacta desde setiembre de 2015, cuando el maestro Juan Manuel Carlos Suárez renovó el mecanismo que mueve las manecillas.

A la derecha de la puerta principal de la Casa se ubica la Sala de Literatura Infantil Cota Carvallo, que ofrece a los pequeños visitantes una colección especializada de libros para niños que pueden leer gratuitamente. En el hall de ingreso al edificio se aprecia una instalación con retratos de los escritores recientemente homenajeados, así como las antiguas boleterías de madera, una de las cuales se ha convertido en una caseta de información. En una columna se ubica una escultura de homenaje a Ernesto Malinowski, ingeniero civil polaco que entre 1871 y 1876 construyó el Ferrocarril Central del Perú.

El recorrido sugerido comienza por la Sala del Autor (a la izquierda), utilizada para exposiciones visitantes. En
las siguientes seis salas se despliega la exposición permanente Intensidad y altura de la literatura peruana. Inaugurada en setiembre de 2015, representa un viaje por la historia de nuestra literatura alrededor de la construcción de las identidades. Al lado derecho se ubican dos salas de exposiciones temporales. En el pasado, estos ambientes estuvieron destinados a las oficinas administrativas del ferrocarril.

Los visitantes suelen descender a la planta baja a través de la escalera principal, en cuyos peldaños se puede
leer una cita literaria. Para las personas con discapacidad motriz, el personal de seguridad habilitará una rampa como vía alternativa hacia esta zona, donde también hay servicios higiénicos accesibles. Donde antes se ubicaban los salones de espera y otros servicios para los pasajeros, ahora están la Biblioteca Mario Vargas Llosa, el auditorio, dos salas más de exposiciones temporales, una sala de proyecciones audiovisuales y los servicios higiénicos.

Caminar más allá de la biblioteca llevará al Café Literario, un espacio público de lectura y estudio ubicado al
costado de los rieles del tren. En este lugar se aprecia un busto en homenaje a Enrique Meiggs, empresario estadounidense que gestionó la construcción de varios ferrocarriles en la segunda mitad del siglo XIX. Desde el Café Literario es posible ver el tránsito de los vagones de carga que transportan minerales y otros recursos desde la Sierra central hasta el Callao.

Para finalizar, se puede regresar a la puerta de entrada mediante el Bulevar de la Lectura Infantil, un espacio donde se podrá encontrar un mural u otra instalación artística dedicada a una obra de literatura infantil.

Sin embargo, el recorrido por la antigua Estación Desamparados no acaba aquí. El equipo de la Casa renueva periódicamente sus salas de exposición y adquiere nuevos libros para las áreas de lectura. Además, cada mes se ofrece una variada agenda de actividades culturales de ingreso gratuito. Una visita a la Casa de la Literatura Peruana es un viaje que no termina.