Publicación destacada: “El falso teclado” de Blanca Varela

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Por primera vez ha sido editado este libro de manera independiente. Foto: Bereniz Tello

El poemario de Blanca Varela El falso teclado, edición no venal publicada por la Casa de la Literatura Peruana, es el libro de la semana de nuestra Biblioteca Mario Vargas Llosa (Jr. Áncash 207, Centro Histórico de Lima), a propósito del Congreso Internacional Palabras para un canto: homenaje a Blanca Varela.

Por Manuel Barrós Alcántara, Biblioteca Mario Vargas Llosa.

El pasado 10 de agosto la Casa de la Literatura inauguró la exposición “Presentimiento de la luz. Vida y obra de Blanca Varela”, la cual muestra los principales hitos, diálogos e influencias de su trayectoria artística. Para hacer aún más significativo este hecho, el mismo mes la Casa también publicó una edición no venal de El falso teclado (2000), último libro en el camino poético de Blanca. Este reúne sus últimos trece poemas, dedicados en conjunto al poeta español José Ángel Valente y editados por primera vez de manera independiente.

El protagonista del libro es el cuerpo, ente revisitado y contemplado cual caleidoscopio en sus distintas formas de encuentro: estoico, lúdico, prístino, solícito. “La cuerda que es carne de tu lengua / que te dice y te cuelga” escribió Blanca en el poema “Noche afuera”; y “cambiar el paso / acercarse / y oler lo ya vivido”, en otro titulado “Nadie nos dice”. Además del famoso poema “Strip-tease”, encontramos otros ejemplos en los poemas “Juego amoroso”, “Diálogo” y/o “Poema”. Estos son solo algunos de los paisajes del cuerpo que Blanca nos presenta a través de la materialidad del tiempo, la inmediatez de las cosas, la posibilidad de la memoria.

Asimismo, junto a su irrevocable empatía y extrañamiento por la gradación de la luz, refulgente de oscuridad para la autora, en el libro está presente la propia corporeidad de la palabra. “El poema es mi cuerpo / esto la poesía / la carne fatigada el sueño / el sol atravesando desiertos”, diría en “Dama de blanco”. A lo largo de este poema Blanca vuelve a una de sus principales referentes, Emily Dickinson, concentrando distintos tipos de diálogos: el homenaje y la conversación, el recuerdo y la ilusión.

Al leer la obra uno se encuentra con la rotunda sencillez de los poemas. En casi todo el libro la autora sostiene el rigor de cada palabra, sin contención aunque con sobriedad, despojada de miedo ante las revelaciones de cada verso. En ese camino, gran parte del itinerario verbal del libro nos lleva por distintos tránsitos emocionales, aunque priorizando ciertos matices. Por ejemplo, al estoicismo antes que el existencialismo, a la reflexión y el gozo antes que la resignación frente a la agostada vida. De ahí que no extrañe que Blanca nos hable de su difícil relación con el silencio —“el silencio como una espada”, escribió—, pues el sonido no es más que la vibración de los cuerpos.

Ese es el lirismo de Blanca; esa, la virtud de El falso teclado. Que esta edición del último libro de Blanca Varela sea una invitación a explorar el conjunto de su universo literario y a releer toda su obra. Comencemos por el poema que da título al libro aquí reseñado:

toca toca

todavía tus dedos se mueven bien
el dedo de la nieve y el de la miel
hacen lo suyo

nada suena mejor que el silencio
nuestro desvelo es nuestro bosque

aguza el oído como una hoz

a trillar lo invisible se ha dicho

para eso estamos
para morir
sobre la mesa silenciosa
que suena