“Variaciones rumanas” de César Calvo es libro de la semana

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Tal como lo sugiere el título, estas variaciones parten de una opción del propio traductor. (Foto: Bereniz Tello)

La Biblioteca Mario Vargas Llosa de la Casa de la Literatura Peruana (Jr. Áncash 207, Centro Histórico de Lima) destaca como publicación de la semana a Variaciones rumanas del poeta César Calvo (1940-2000).

Por Manuel Barrós Alcántara, Biblioteca Mario Vargas Llosa

César Calvo (1940-2000) es reconocido como un poeta, periodista y narrador peruano, perteneciente a la llamada Generación del Sesenta. Tuvo una fuerte relación con la música criolla y afroperuana desde joven, siendo compositor y músico de varias piezas. Incluso, colaboró como dramaturgo y dramaturgista con Perú Negro durante poco más de seis años. Su curiosidad lo llevó a estudiar cine y santería en Cuba, donde fue un importante creador e intelectual público por su filiación a los ideales del proyecto revolucionario cubano y, desde 1968, al gobierno velasquista. Calvo también fue conocido como un viajero incansable, pues recorrió y vivió en varias ciudades del Perú y del mundo. Iquitos, Lima, La Habana, París, Roma fueron estaciones de paso y, sobre todo, puntos de encuentro para la fecundidad de lenguaje poético, siempre de registros cosmopolitas sin dejar de lado la creación vernacular.

Fue en ese camino que descubrió su gusto y fascinación por la poesía rumana. De su trayectoria como viajero se desprende su poca conocida faceta de traductor, oficio no demasiado constante, pero sí lo suficientemente frecuente como para notar que lo inquietaba. La primera vez que Calvo la dio a conocer fue en 1983 con la publicación de una versión de “Calino” de Mihail Eminescu en la revista Lienzo N°5. Al año siguiente, Calvo publicó su primer libro de traducciones, Poemas (1984), una antología poética de Mario Quintana con el sello del Centro de Estudios Brasileños. Pero es recién en este siglo que se empieza a difundir su conocimiento de la poesía rumana. De la poca información de la historia del libro, se sabe que Calvo presentó y leyó poemas de Variaciones rumanas en un bar de Barranco junto a César Miró y que compartió la versión impresa con algunos pocos amigos. Tiempo después, dada la poca circulación de sus traducciones, en el 2005 Ricardo Silva-Santisteban rescató el volumen para la colección que dirigía, El Manantial Oculto. La edición estuvo a cargo de Elio Vélez Marquina.

En Variaciones rumanas César Calvo nos ofrece una mirada panorámica y significativa de lo mejor de la poesía rumana a través de dieciocho autores que van desde fines del S. XIX a comienzos del S. XX. Entre otros, encontramos a Mihail Eminescu, Alexandru Macedonski, Tudor Arghezi y Lucian Blaga. Leyendo el volumen, advertimos que Calvo conocía con cierta amplitud el romanticismo, simbolismo, vanguardia y el periodo entre guerras de la poesía rumana. Como él mismo declaró en más de una oportunidad, la conoció desde muy joven y la fue cultivando a lo largo de los años. El criterio implícito en la elección de los poetas es partir de sus propios descubrimientos como lector, como viajero y presentarlos en sus propias palabras —variaciones— ajenas. “Yo tomé ciertos poemas rumanos que me conmovieron y a partir de ellos hice una versión que es mía más que de ellos, pero que sigue siendo suya”, dijo en una entrevista. Siendo así, pensar en una publicación de Calvo como traductor implica preguntarnos por cómo compareció ante sus propios entusiasmos, por cómo llegó, a través de este libro, al atesoramiento que es cada puerto del lenguaje.

Traducir es elegir, priorizar, descartar, preferir. Pero traducir también es reescribir, recrear, transcrear. Tal como lo sugiere el título, estas variaciones parten de una opción del propio traductor. El editor del libro afirma que la traducción de Calvo “opera a modo de un conjunto de ‘variaciones’ sobre los versos rumanos, recurso que en el caso de este libro se torna más bien en una poética de la traducción”. Como Calvo mismo dijo en una entrevista: “Este libro podría ser una antología de poesía traducida por mí, pero en realidad es un libro de poesía creada a través de mí por los poetas rumanos”. De ahí que no sería inexacto decir que Calvo parte, por ejemplo, de un poema como el de Lucian Blaga para elaborar su recreación. Si bien Calvo mantiene una cercanía con el texto en tanto que “realiza una interpretación próxima del texto”, no lo reelabora semánticamente, modificando el sentido o la intención de los poemas. Solo matiza, remilga, culmina en una versión peruana su visión de la poesía rumana. A partir de ese juego verbal se comprende el despliegue de su traducción en sus distintos grados semanticidad frente a la considerable diversidad de estilos que en el libro se abrevan.

¿Inadecuado? ¿Extraño? ¿Inusual? Para nada. Ya en la región grandes traductores como Octavio Paz, en español, o Haroldo de Campos, en portugués, han hecho lo mismo en algunas ocasiones. Aunque hubo quienes los acusaron de sobreponerse como traductores frente al autor o de ‘falsear’, ‘mejorar’ a algunos poetas, dichas palabras no son más que exageraciones, pues todo texto suscita sus propias posibilidades de interpretación. Cabe a todo traductor verter el original como considere más adecuado a su lengua de llegada. Y en el Perú, pensemos, por ejemplo, en Francisco Xandóval (1900-1960) con El libro de las paráfrasis (1967), obra que hace interpretaciones libres de poetas orientales (aunque a partir de una versión francesa). Pero a diferencia de Xandóval, Calvo nunca tuvo al palimpsesto como horizonte o finalidad textual principal. El editor del volumen, Elio Vélez Marquina, señala que Calvo remarcó el sentido, pero no el significado de los poemas. Y es precisamente en el trabajo del sentido que uno advierte la precisión de ciertos recursos como el uso del alejandrino, los giros lingüísticos y ciertas licencias. Todas ellas configuran el ordenamiento y disposición mínima de los elementos técnicos al momento de elaborar su estrategia textual de traductor.

Por otra parte, harían falta los poemas en su lengua original y un trabajo académico a profundidad para desentrañar los procesos de interpretación de Calvo como traductor. ¿Cuánto de los propios horizontes e intereses poéticos de Calvo hay en sus traducciones? ¿Cómo se ubica Calvo en el umbral de traductores peruanos y latinoamericanos del S. XX? ¿Qué importancia tienen las variantes de Calvo frente a otras antologías o selecciones que de la poesía rumana se han hecho en español? ¿Cuáles fueron los alcances reales, meritorios de su traducción y cuáles sus inconsistencias textuales o técnicas? Lamentablemente la edición de Vélez Marquina no ofrece suficiente información para abordar el texto desde distintos ángulos. Por ejemplo, no contiene los textos originales en rumano ni presenta mayores detalles sobre los momentos en que el traductor elaboró sus versiones. A pesar de que una sección del prólogo lo afirme, no existe una historia textual de la traducción propiamente dicha, pues ni siquiera presenta las fechas de las distintas ediciones que cita.

Tras algunos años, los especialistas elaborarán trabajos sobre las posiciones y decisiones que Calvo tomó. Por el momento, anotemos que el resultado de los ejercicios textuales de César Calvo nos muestran otros pasajes del anecdotario del poeta, creador, recreador y ‘variador’ que fue a lo largo de su vida. Si un traductor corrige, edita y amplía sus versiones como lo hizo Calvo es porque en diferentes momentos buscó que el texto llegue a su mejor propuesta; o lo que, como traductor, consideraba como tal. Calvo modificó sus primeras versiones e, incluso, recortó la cantidad de poemas antologados inicialmente. Eso significa que se preocupaba por mejorar sus ‘variaciones’; es decir, le preocupó su propia “poética de la traducción”. Por todas esas razones es que Variaciones rumanas es un documento que registra parte de los intereses, decisiones e historia de la actividad poética de Calvo. Esta poética de la traducción nos ofrece un Calvo nunca desgajado de la poesía rumana:

Lucian Blaga (1895-1961)


Caracola
Con ajena ternua miro dentro de mí
mi propio corazón
y lo tomo en las manos. Y temblando
acerco su tesoro
hasta mi oído. Y me quedo escuchando
y me parece
que cierta caracola estoy hurgando,
un incesante cofre de marfil que no entiendo,
dentro de cuya quietud
se agitan las tertulias de algún mar ignorado.

¡Ah! ¿Es que habré de llegar alguna vez,
por fin he de llegar hasta la orilla
de aquel intenso océano
que ahora siento y que sentir no puedo?

 

Puedes acceder a este libro solo con tu DNI en nuestra Biblioteca Mario Vargas Llosa, en el horario de martes a domingo de 10 a.m. a 7 p.m.