Publicación de la semana: “Clubes de Lectores: informe de una experiencia”

(Foto: Tom Quiroz)
(Foto: Tom Quiroz)

La Biblioteca Mario Vargas Llosa cuenta con una variada colección especializada para la formación de los mediadores de lectura. En ese contexto, la publicación de esta semana se refiere a un libro que da cuenta de una interesante propuesta para la comunidad: los clubes de lectura.

 

Por Liliana Polo Ludeña

Este texto tiene su origen en la propuesta teórica para el programa Clubes de Lectores que la asociación Asolectura presentó al Instituto Distrital de Cultura y Turismo de Bogotá en el 2001, así como de las reflexiones y seminarios presentados por la reconocida bibliotecóloga Silvia Castrillón. En la actualidad, este programa es sostenible desde la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte de Bogotá, y ha posibilitado que se hayan creado más de 300 Clubes de Lectura en dicha ciudad. Este libro, por tanto, representa un itinerario sobre la experiencia de formación y desarrollo de Clubes de Lectores en Bogotá que funciona desde el 2002. Consideramos que esta propuesta puede servir como referencia en situaciones y escenarios culturales problemáticos donde exista gran preocupación acerca de las bajas tasas de lectura de la población.

En la primera parte, Silvia Castrillón hace referencia a la problemática surgida con los denominados programas de promoción de lectura en Colombia (desde la escuela o la biblioteca pública) que no ha reflejado los resultados en una real incorporación del total de la población —o por lo menos de la mayoría— en la cultura escrita. Castrillón afirma que los resultados de dichos programas se miden, a corto plazo, únicamente de manera cuantitativa y sólo en la población infantil. Así, Clubes de Lectores aparece ante la necesidad de emprender en el país un programa de lectura que al mismo tiempo sea un espacio para la reflexión, el debate y el cuestionamiento de prácticas lectoras.

En la segunda parte, se presenta el marco teórico que fundamenta la formación de los Clubes de Lectores a través de reflexiones y referencias en torno a la oralidad, lectura, escritura, alfabetización, socialización de la lectura y construcción de la ciudadanía. El programa se sustenta en la atención a un tema central: el de la lectura y la escritura de la palabra, entendiendo éstas como procesos continuos de construcción de sentido y toma de conciencia sobre sí mismo y la situación en el mundo. De manera más específica, se explica cuál es el objetivo de los Clubes de Lectura y cómo funcionan considerando aspectos como la participación de las bibliotecas y la escuela, el proceso de formación de los mediadores de lectura y los criterios de evaluación y selección de libros que se utilizan.

Un aspecto relevante del contenido en esta segunda parte es una profunda reflexión sobre la lectura, la escritura y la literatura. Esto conduce a plantear cuáles son las condiciones de un programa de promoción de lectura que pretenda transformaciones en los imaginarios, en las prácticas y sobre todo la revalorización de la palabra escrita y de cada uno como sujeto capaz de acceder a ella y de encontrar un sentido propio en este ejercicio. En ese contexto, los Clubes de Lectores se constituyen en un programa encaminado a la creación de espacios para la práctica social de la lectura y la escritura en los que miembros de la comunidad comparten sus libros, apoyados por una persona que hace las veces de acompañante y estimula la discusión de los textos. Con los Clubes de Lectores se busca una apropiación de la cultura escrita, en donde los participantes actúan como sujetos activos de un proceso que les permite descubrir, por una parte, sus potencialidades como lectores, y por otra, el valor que la lectura de textos escritos, especialmente de la literatura, tiene para sus vidas. Existen Clubes de Lectores para niños, jóvenes y adultos, en diferentes localidades de la ciudad y algunos se encuentran adscritos a las bibliotecas y a otras instituciones frecuentadas por la comunidad.

En la tercera parte se presentan las apreciaciones y reflexiones que surgen de prácticas de lectura de los clásicos en dos programas que promueve Asolectura en Bogotá: Clubes de Lectores y Grupos de Maestros. En ambos se leen, entre otros, las publicaciones del programa Libro al Viento que el instituto distribuye de manera gratuita, y en cuya selección predominan los clásicos. Surgen aquí apreciaciones a partir de la polémica sobre las “lecturas canónicas” y la experiencia lectora en los sectores populares. Al respecto, qué son los clásicos, por qué leer los clásicos son algunas de las preguntas que encuentran respuestas en este libro.

En la última parte, se presentan los resultados de un estudio exploratorio de los Clubes con respecto su funcionamiento e impacto para identificar tanto los aciertos como los procesos que ameritan una revisión o ajuste. El estudio se realizó en base a un trabajo etnográfico que combinó la visita y la observación participante en 30 de los 115 Clubes de Lectores que existen en la ciudad de Bogotá con las entrevistas a los actores directamente implicados en el programa (asistentes, acompañantes e integrantes). Este trabajo nutrió el análisis y permitió contextualizar las dinámicas con las que se articulan los Clubes y las que se generan a partir de ellos. En la primera sección, se describe la manera cómo se estructuran las actividades. En la segunda y la tercera, se presentan algunos de los escenarios etnográficos para ilustrar la estructura y el funcionamiento de dos Clubes, para dar cuenta de la complejidad de prácticas, significaciones y subjetividades en juego que articulan el programa. En el primer caso se enfatiza la gestión de los integrantes, vecinos de barrio, para formar y dinamizar el Club; con el segundo, en cambio, se resalta el papel del acompañante y el lugar estratégico de las organizaciones comunitarias para dar impulso al programa. En la cuarta sección se analiza el componente conceptual y metodológico. Y en la quinta parte se sintetizan los puntos centrales de la exploración y se señalan algunas recomendaciones. Es importante resaltar que este estudio recoge los testimonios de los actores sobre sus experiencias otorgando voz a los lectores, mediadores y formadores.

En sintonía con las últimas páginas del libro, cito las palabras de German Rey (2007) que revelan el impacto de las prácticas lectoras en las políticas de fomento a la lectura y escritura, y en particular la del programa Club de Lectores que aquí se destacó.

Para un país lo que pase con la lectura es un asunto crucial. Porque, finalmente, no se trata solo de las posibilidades educativas que ofrece la lectura, sino de las implicaciones que las lecturas (en plural) tienen para la transformación de un país. Lo que significa calidad de vida, acceso a información y cambios tecnológicos, fortalecimiento de la interculturalidad y la diversidad cultural, competitividad en mercados globales; pero también participación ciudadana, capacidad de deliberación y crítica, libertad de expresión y formación de las subjetividades… En vez de tomar los datos aisladamente y romperse las vestiduras, lo que vale la pena es preguntarse sobre qué está ocurriendo en el paisaje cultural del país, en las modificaciones de la lectura tradicional y en el advenimiento de otras lecturas y otros modos de leer (p. 89).

Los invitamos a consultar este libro y otros de nuestra Colección Pedagógica José María Arguedas en el horario de martes a domingo desde las 10:00 a.m. hasta las 7.00 p.m. La atención gratuita es con el DNI.