Libro de la semana: “Gorila” de Anthony Browne

(Foto: Jaime Cabrera)
(Foto: Jaime Cabrera)

Este domingo celebramos el Día del Padre, por lo cual reseñamos un libro que aborda la importancia de la figura paterna durante la infancia. La Sala de Literatura Infantil Cota Carvallo de la Casa de la Literatura Peruana destaca como publicación de la semana el libro Gorila, de Anthony Browne.

Por Rebeca Urbina, Sala de Literatura Infantil Cota Carvallo

 

El mes pasado reseñamos ¿Qué tal si…?, otro libro de Anthony Browne y mencionamos que este autor e ilustrador se caracteriza por el uso de muchos detalles en sus ilustraciones, que a veces pasan desapercibidos, pero que si nos detenemos a mirarlos pueden ofrecer nuevos indicios y referencias para enriquecer la lectura y aportar significados. Sucede lo mismo en Gorila, uno de sus primeros libros, uno de los más premiados y uno de los que más aprecia. Desde la portada apreciamos la noche y delante de ella a un gran gorila con corbata michi y una pequeña niña que se miran con ternura y complicidad. Esto ya deja ver que en esta historia no encontraremos un violento y atemorizante gorila sino todo lo contrario y el detalle de la corbata michi roja con puntos blancos nos podría sugerir que la pequeña niña que lo mira con cariño ve en él más que a un gorila, a un igual.

Gorila nos introduce en el hogar de Ana, una niña que ama los gorilas y vive con su padre. Al parecer vive a solas con él, ya que durante todo el libro no se muestra la presencia de su madre u otro familiar en casa. Ana siente un interés desmesurado por los gorilas y esto puede verse por todas partes: lee libros y ve programas de televisión sobre ellos, los dibuja, los tiene en posters de su cuarto, en una lámpara y hasta come en el desayuno cereal con diseño de gorilas. Adicionalmente vemos en las paredes de la casa cuadros clásicos como la Monalisa y el Retrato de la madre del artista, con la peculiaridad de que en este caso los enigmáticos personajes femeninos son representados por gorilas, además en otro ambiente vemos un cuadro con el mapa de África, lugar de donde provienen los gorilas.Sin embargo, Ana nunca ha visto uno de verdad porque su padre no tiene tiempo para ir al zoológico ni realizar otras actividades con ella debido a que trabaja mucho.

Esta ausencia de la figura paterna se contrapone con la presencia abundante de gorilas en cada espacio que habita Ana y lleva a preguntarse si tal vez ella estará intentando cubrir el vacío que deja su padre con el apego a dichos animales. La siguiente pregunta sería: ¿por qué gorilas y no otros animales? Sabemos de la presencia de chimpancés, gorilas, monos, orangutanes y toda clase de simios en los libros de Anthony Browne. El autor ha mencionado en algunas oportunidades que la figura del gorila le recuerda a su padre, quien fue boxeador, maestro y soldado, un hombre fuerte y seguro, pero a la vez tímido y sensible. Browne asocia la figura del gorila a ese contraste entre masculinidad, fuerza y delicadeza. Pero más allá de estos datos que conocemos y que ya podrían anunciar este paralelo entre el gorila y el padre, podríamos ahondar en el personaje principal. Ana tiene la necesidad de una figura paterna que le dé protección, seguridad y calor “humano”, o más que humano, animal, porque lo animal nos lleva a pensar en lo básico, lo elemental, lo primitivo y… ¿qué más primitivo y elemental que el amor y la protección? Así, si pensamos en gorilas o primates que no tienen que trabajar todo el día sino que solo se dedican a cuidar de su grupo, podemos relacionar la necesidad de Ana de una figura paterna con esta figura fuerte, protectora, pero a la vez inteligente y amable que encuentra en los gorilas.

En el estudio del padre de Ana donde ella va a pedirle una y otra vez que la lleve al zoológico vemos un escritorio lleno de papeles y un portarretratos que no contiene ninguna foto sino un cuadro negro; esto nos podría llevar a pensar en la posible pérdida de la madre de Ana, el luto que podría estar viviendo el padre y que intenta llenar con trabajo y más trabajo. También vemos en la pared un título o diploma con el escudo de Gran Bretaña sobre la cabeza del padre de Ana, que lleva a pensar en el deber, la responsabilidad que tiene que asumir de forma indiscutible y que se convierte en obsesión por el trabajo y dejar de lado sus deberes paternales más allá de la manutención.

Más adelante, Ana se va a acostar emocionada porque cumple años el día siguiente y le ha pedido un gorila a su papá, pero despierta a medianoche y solo encuentra un gorila de peluche, así que lo arroja decepcionada con sus otros juguetes. Durante la noche se muestra en viñetas la transformación del gorila, que asusta a la muñeca que dormía a su lado y hace prender las luces de una casita de juguete. El pequeño gorila de juguete se transforma en uno de verdad y al ver la sorpresa de Ana, le dice con una sonrisa que no tenga miedo y la invita al zoológico. Se pone el abrigo y el sombrero del papá de Ana, los cuales le quedan muy bien, y empiezan juntos una inolvidable noche. En esta escena se ven colgados en una percha un sombrero y un saco que pueden ser una referencia al cuadro Le Pelerin, de Magritte, donde el vaciado del interior de un traje colgado podría ser un símbolo más de la ausencia emocional y física del padre.

Luego vemos a Ana y el gorila columpiándose entre los árboles, trepando una barda para entrar al zoológico, visitando no solo a los gorilas sino también a un orangután y un chimpancé que se veían muy tristes, mostrando así el sufrimiento del encierro. Luego van al cine, caminan por la calle, van a comer y hasta bailan en el prado antes de volver a casa. En todas estas escenas percibimos una cercanía y afecto que transforman la expresión de aburrimiento y resignación del rostro de Ana en un rostro sonriente y emocionado.

A la mañana siguiente, Ana despierta al lado del gorila, nuevamente de juguete, sonríe y baja corriendo para contarle a su papá lo sucedido en la noche anterior. Pero al bajar, es él quien la sorprende al invitarla al zoológico y recibirla con una torta llena de gorilas, varios regalos y una tarjeta que deja ver un tierno gorila acompañado de un osito de peluche. Algo cambia en esta imagen, ahora el cuadro en la pared es un dibujo de Ana de la mano con su padre bajo un sol brillante, además se ve al padre de Ana abrazándola y con un plátano en el bolsillo de su pantalón, que da un guiño a posibles interpretaciones, como pensar que quien resulta ser el gorila que tanto quería conocer y acompañar Ana era realmente su padre y solo faltaba abrir los ojos para que ambos pudieran verlo. Luego se les ve saliendo juntos muy contentos, su padre usa el abrigo y sombrero que se puso el gorila la noche anterior y Ana va de su mano y lleva en la otra a su ahora inseparable gorila de peluche. Nunca estuvo mejor acompañada.

Invitamos a grandes y chicos a leer Gorila y muchos libros más en la Sala de Literatura Infantil Cota Carvallo, la cual atiende de martes a viernes de 10 a.m. a 5 p.m. y los sábados y domingos de 10 a.m. a 6 p.m. Todos nuestros servicios son gratuitos.