Las poetas peruanas olvidadas de las décadas del 50 y 60

Foto: Marco González.
Foto: Marco González.

 

Blanca Varela es, sin ninguna duda, la poeta peruana más importante del siglo XX. Sin embargo, nuestras letras han tenido otras poetas, cuyas obras empezaron a conocerse recién en la década de 1970, aunque, en algunos casos, hasta la fecha se desconocen. Sobre este tema se centró la mesa titulada El discurso femenino en la poesía peruana de los años 50, realizada en el marco del Congreso Internacional Palabras para un canto: homenaje a Blanca Varela, que se realiza hasta el viernes 30 en la Casa de la Literatura Peruana.

En dicha mesa participaron la poeta y narradora Carmen Ollé, así también los investigadores literarios Víctor Vich y Yolanda Westphalen, quienes se centraron en aquellas poetas contemporáneas a Blanca Varela, cuyas obras fueron invisibilizadas no por razones estéticas precisamente, sino inicialmente por discriminación. “Lo femenino se asociaba a lo doméstico, con la banal o a la belleza hueca”, apuntó Ollé.

“En los años 50, las poetas que escribieron no eran conocidas, incluso Blanca Varela no fue tan leída sino hasta fines de los 70. Allí tenemos los nombres de Yolanda Westphalen, Cecilia Bustamente y Julia Ferrer, quien publicó dos libros que nadie recuerda”, señaló Ollé, quien comentó que está trabajando actualmente en la reedición de los dos libros de Ferrer.

Por su parte, Yolanda Westphalen —hija de la poeta del mismo nombre— incluyó en esta de lista de poetas olvidadas a Lola Thorne y Carmen Luz Bejarano. Además, recordó que en la década del 50 estas escritoras lucharon por tener un espacio, siendo Varela, quien logró hacerlo y tener una relación equitativa con los poetas contemporáneos a ella. “La denominada Generación del 50 era una generación fundante, pero fundamentalmente masculina, donde salvo Magda Portal no había un reconocimiento a las poetas”, indicó.

Víctor Vich refirió, a su vez, dos anécdotas que enmarcan el problema de la escritura de mujeres. La primera sobre Madga Portal, cuando en la década del 30  ganó el concurso de poesía de la Universidad de San Marcos y la ceremonia de premiación se clausuró. Esto porque era costumbre que el premio lo entregara una alumna al poeta varón ganador. Además, recordó que a esa decisión se sumaba su militancia política en el Partido Aprista. El segundo hecho ocurrió en 1965 cuando Cecilia Bustamante ganó el Premio Nacional de Poesía, ella dijo: “haber obtenido este premio fue algo terrible, casi lo peor que me pasó en la vida. Los colegas estuvieron descontentos y me lo hicieron ver permanentemente con desdén y con burla. Nunca tuve ningún agasajo, ni siquiera una foto”.

Los tres coincidieron en que es necesario, tanto desde el ámbito académico como editorial, dar a conocer la obra de estas poetas. Vich, incluso, fue enfático al afirmar que leer la obra de estas poetas “es una deuda pendiente”.

El congreso de homenaje a Blanca Varela se realizará hasta el viernes 30 de setiembre en el auditorio de la Casa de la Literatura (Jr. Áncash 207, Centro Histórico de Lima). Ingreso libre.

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