Del poemario édito al cuaderno policromático de Luis Hernández

(Foto: Tom Quiroz)
(Foto: Tom Quiroz)

El Congreso Solitarios son los actos del poeta: homenaje a Luis Hernández inició con la mesa redonda Del poemario édito al cuaderno policromático, que fue moderada por el investigador literario de la Casa de la Literatura Peruana, Sandro Chiri.

El primero en referirse a la obra de Luis Hernández fue el estudiante de arqueología Luis Alfredo Condori, quien esbozó algunas relaciones entre la obra del poeta de la generación del 60 y la disciplina que estudia.

“En términos muy generales la arqueología se dedica a entender a las personas a partir de lo que producen, de sus objetos, sus artefactos, ¿qué tiene que ver eso con Luis Hernández? Él, así como muchas otras personas, también produjo artefactos”, explica. “Esta mesa hace alusión a dos de estos grupos que llamamos poemarios éditos y cuadernos policromáticos”, añade.

Luis Alfredo Condori indicó que desde su punto de vista la obra de Luis Hernández no se inicia con sus cuadernos. “No es cierto que la distinción entre ambas fases es sentenciosa”, explica

“En síntesis, propongo que en la transición entre las dos fases existe cierta demolición de los límites entre vida y poesía, y que el producto refleja o, mejor, reinterpreta este traslapo superposición”, agrega.

Indicó que la obra en los cuadernos trasciende las palabras. “Discurre más allá del verbo. Hernández extendió los alcances de sus versos incluyendo dibujos, citas, recortes, color y muchas otras técnicas que transcendieron el uso de lo estrictamente literario”, indica.

Luis Alfredo Condori  hizo un paralelo entre un manto de la cultura Paracas con los cuadernos policromáticos de Luis Hernández. “En ambos ejercicios hay correspondencia que es manual, es artesanal. No busca la producción en serie, hay una tendencia a privilegiar la distribución espacial de los elementos, los colores son más que colores y dicen cosas, la repetición y aliteración, es decir, algo que aparece un cuaderno y luego vuelve a aparecer”.

 

POÉTICA VISUAL

La poeta Andrea Cabel, por su parte, se refirió a la poética visual de Luis Hernández expresada en el cuaderno denominado El estanque moteado.(Luis Hernández planteó) una relación distinta con la modernidad, una relación que le conversa desde un amplio espectro musical, desde un profundo conocimiento del cine, del arte plástico, en su propuesta artística potente y original se encuentra en la importante generación del 60”, explica sobre los cuadernos.

“Leemos la portada de este cuaderno (El estanque moteado) como una metáfora de la poética espacial y visual de Hernández”, añade.

Andrea Cabel enumeró algunas de las características de los poemas recogidos en El estanque moteado, mencionada el cruce de idiomas, el tono lúdico por momentos, la lluvia de colores y dibujos, el amor, la primavera, el olvido y tocando también un punto en común: el dolor.

“Encontramos que aparece el sentido emotivo en su poesía, sobre el dolor. (…) Me voy a otro lugar/Y si la tristeza me alcanza/Y si la tristeza me alcanza/me cubriré con el agua de la mar/ Y no he jamás de morir/ Y no he jamás”, narra Andrea para luego hacer un paralelo entre El cuerpo de Giulia-no de Jorge Eduardo Eielson y la nouvelle El estanque moteado de Luis Hernández refriéndose a las características fragmentarias en ambos textos.

“Todo esto consideramos una forma de leer la complejidad de la poética visual de Hernández una que está sujeta a diversos planos y que en cada uno de ellos propone discursos y elementos heterogéneos  (…) que van más allá de los colores y los dibujos de que por sí sorprenden y encantan”, sentenció Andrea Cabel.

 

DESESPERANZA 

El poeta y catedrático Edgar O’Hara habló sobre pasajes de la vida de Luis Hernández. “¿En qué momento Luis se convirtió en el Lucho que conocemos o creemos conocer? A partir de la muerte”, indica. “No todos alcanzamos la imagen de quien asumió como suya la fugacidad”, agrega.

“El aniversario 40 de su muerte misteriosa debería incitar a una investigación mucho más seria que la que Herman Schwarz y yo intentamos soñar ante las ventanas enrejadas de la Clínica García Badaracco en el barrio de Belgrano y las calles Porvenir y Anchordoqui en Santos Lugares”, precisa.

“En Argentina, Hernández se dedicó con las justas a preparar su salida del mundo porque el mundo desde la muerte de Heraud le ofreció un solo vacío (…) Se trató de un suicidio difícil por las evidencias, pudo tratarse de un suicidio ritual por vía de la provocación, pudo tratarse de un asesinato, misa en escena del asesinato de Heraud a manos de la policía o los paramilitares argentinos”, añade.

Edgar O’Hara también se refirió a los cuadernos de Luis Hernández. “Es increíble cómo el arte se las ingenia para cultivar la imaginación en sentidos ajenos a la voluntad del creador. El problema radica en que existe un tácito control de calidad en los cuadernos, uno es invitado a seleccionar, elegir, siempre y cuando uno dialogue con la intensidad de sus textos. En sentido contrario se planta el facilismo extremista de la época actual y sus paradigmas del veloz transcurrir”, precisa.

“Los cuadernos se adelantaron 40 años al presente Luis Hernández sabía que jugaba muy en serio ahí donde tantos y tantos iniciados no han oído hablado siquiera de que es necesaria la iniciación”, sentencia.

MÉDICO

El hermano del poeta, Carlos Hernández, habló sobre la faceta de médico de Luis Hernández. “Era un gran estudiante de medicina”, precisa y añade citando a Chejov: “la poesía era la esposa oficial y la medicina la amante”.

“La medicina a pesar que no la practicó mucho fue parte importante de su vida. (…) Yo, como medico, quiero hacer hincapié que Lucho fue un médico”, acotó.