Lectores se refugian en la estación Desamparados

Dos lectores cierran un intercambio. Es difícil desprenderse de un libro y un acuerdo libresco se corona con un apretón de manos. (Foto: Tom Quiroz)
Dos lectores cierran un intercambio. Es difícil desprenderse de un libro y un acuerdo libresco se corona con un apretón de manos. (Foto: Tom Quiroz)

Se acaba de realizar una nueva edición del Truequetón de Libros y Revistas, actividad organizada por la Biblioteca Mario Vargas Llosa en el Mes de las Bibliotecas. Lectores jóvenes, especialmente, son los que participaron en este encuentro de lectores.

 

—A mí me gusta más el realismo urbano —dice Marco Félix.
—A mí, la ciencia ficción —replica Marcos.
—No el realismo histórico propiamente, sino las novelas donde la sociedad aparece ficcionalizada —añade el primero.

Este diálogo ocurre un domingo por la tarde. Hace calor y los rayos del sol caen sobre sobre sus espaldas y sobre las mesas de plástico, donde reposan centenares de libros. Una nueva edición del Truequetón de libros y revistas ha comenzado.

Marco Félix, así se llama el lector que prefiere las novelas realistas. Tiene 32 años y ha traído más de diez libros para intercambiar. “Soy autodidacta, no he estudiado Humanidades”, aclara cuando le hacemos notar que entre sus libros figuran la primera edición de Noche oscura del cuerpo, de Jorge Eduardo Eielson; y Final del Porvernir, la primera novela de Augusto Higa. Ha trabajado como almacenero y ha sido cocinero. Ha participado en un seminario sobre José María Arguedas que dictó en la Casa de la Literatura el investigador chileno Juan Escobar Albornoz.

—Descubrí la lectura de casualidad y ha sido mi refugio—añade.

Prefiere la narrativa peruana del siglo XX. Precisamente viene leyendo actualmente a José María Arguedas y la migración es uno de los temas que más lo ha sensibilizado. Todos o casi todos tenemos algo de migrantes en esta ciudad.

Son casi 40 los lectores que participan de este encuentro. La mayoría son jóvenes y han venido en anteriores oportunidades al Truequetón. Nilton Hernández, asiduo lector de literatura fantástica, ha traído la primera edición de Rosa Cuchillo, de Óscar Colchado Lucio, novela que obtuvo en un intercambio anterior. En otra mesa una madre con su hija participan, por primera vez, del trueque. “Los libros estaban en casa bastante tiempo, ya han sido leídos y hay que compartirlos”, dice. Ha traído textos escolares y cuentos para niños de su acompañante, a quien le avisamos que al frente hay textos infantiles que la Sala Cota Carvallo ha dispuesto para el intercambio.

Haroll ha participado más de tres veces en el Truequetón y entre sus libros resaltan Muerte en el Pentagonito, la investigación del periodista Ricardo Uceda. “Tengo otra edición y he traído esta para intercambiarla por otro libro de mi interés”, añade. Sus lecturas predilectas recaen en la literatura estadounidense y se declara admirador de Charles Bukowski y Gay Talese. Libros de estos autores se encuentran en la mesa a la espera del intercambio.

El narrador oral Carlos Torres tiene para intercambiar libros infantiles. Al frente, con una sombrilla en la mano, otro narrador conocido como Papo Cuentacuentos ha traído historietas de superhéroes, y más allá, una joven pareja ofrece El ruido y la furia, de William Faulkner; El tercer Reich, de Roberto Bolaño; Caín, de José Saramago; entre otras obras. Estos libros ya los han leído y, debido a que en casa hay ediciones repetidas, el intercambio les pareció la mejor forma de encontrar nuevos libros sin gastar dinero.

Así, como en la primera escena de esta crónica, se producen otros diálogos entre los lectores. Aunque algunos rechazan la propuesta de intercambiar una obra por otra, otros se quedan conversando e intercambian lecturas. Hay vínculos que empiezan a establecerse. La lectura es un hábito solitario y este Truequetón se torna un club de lectores solitarios. La estación Desamparados ha cobijado a un grupo de lectores que se refugian horas y horas entre páginas de libros.

La noche cae, algunos lectores siguen. Otros incluso llegan recién minutos antes del cierre. Intercambian libros, opiniones. La lectura es el centro de este encuentro.

Hasta el próximo Truequetón.