Discurso de Edgardo Rivera Martínez

Escritor Edgardo Rivera Martínez (al medio), acompañado de Marco Martos, Presidente de la Academia Peruana de la Lengua (izqu.) y Agustín Prado, Jefe del Equipo de Investigación de la CASLIT (der.)

El día miércoles 9 de mayo, el destacado escritor Edgardo Rivera Martínez recibió la “Distinción Casa de la Literatura Peruana”, en un ceremonia donde se destacó las razones por las que es considerado uno de los escritores más importantes de la literatura peruana.

A continuación reproducimos el discurso que pronunció en la ceremonia:

«Antes que nada debo expresar mi mayor agradecimiento a la Casa de la Literatura Peruana en la persona de su Directora, la Srta. Karen Calderón Montoya, y a quienes la acompañan en la institución,  por el honor que me confieren al concederme la “Distinción Casa de la Literatura Peruana”,  y afectuoso reconocimiento asimismo a mi antiguo colega y amigo, el Dr. Marco Martos, por las palabras que ha pronunciado. Distinción que se me otorga por mi trayectoria narrativa, la misma que en realidad se remonta a mi último año de estudios de secundaria, allá en mi ciudad natal, Jauja, con mi cuento “La cruz de Piedra”, publicado en la revista del Colegio. Uno al que siguió,  tiempo después, mi cuento “El Unicornio”, acompañado por otros tres, cuya publicación, por cuenta mía, se hizo en 1964, con un relato en que ya se mostraba mi inquietud y propósito de enlazar lo andino con lo universal.

Esa aspiración y mensaje han continuado en mis novelas País de Jauja, Libro del amor y las profecías, Diario de Santa María y en la última, que se ha publicado este año, A la luz del amanecer, y también, en otra vertiente, en mi producción cuentística. Y de alguna manera también, en mi otra vertiente, la del estudioso.

Vivimos en una época de globalización, de extraordinarios avances tecnológicos,  e incluso de cambios climáticos. Es difícil predecir adónde nos llevarán, y cuál será el destino de países como el nuestro, en el cual se da como raíz la cultura andina, y el de aquellos de la periferia, por así decir, que se hallan en serio peligro de ver la desaparición de etnias como  las amazónicas. Es tiempo, por todo ello, de aspirar a un entretejimiento cultural que preserve nuestra identidad y nuestros aportes a la cultura universal.

Por mi parte continuaré, renovadamente,  en  ese camino, y es mi deseo que otros narradores, sobre todo jóvenes, y desde una perspectiva propia y original, contribuyan  a la preservación de nuestra singularidad nacional.

Muchas gracias.»